jueves, 10 de febrero de 2005

El viaje de un mexicano

Aunque yo no lo pudiera creer, hay muchísima gente en este planeta que jamás a salido del lugar en donde vive, no conocen otra parte.

Cuando vivía en Oaxaca, me tocó concer gente que había nacido, crecido y prácticamente, muerto en el mismo lugar, sin jamás alejase mas de 2 km a la redonda. Yo no podía creer que no les picara la pata por ver qué había atrás de los cerros, literalmente.

A lo largo de mi vagabunda vida, aprendí que eso era muy común, que como mexicanos, no tenemos la cultura de conocer, de viajar, de la aventura, he aprendido que al mexicano por naturaleza, si no lleva dinero para gastar, si no tiene las reservaciones listas, prefiere no moverse de donde está.

Todo esto, nos lleva al comportamiento semihumano que algunas personas adquieren al viajar por primera vez, algunos, cometidos por mi persona, otros, cometidos por amigos cercanos o familiares, y otros sencillamente, me los he imaginado; pero hablaré en primera persona para que nadie se sienta ofendido.

La primera vez que me subí a un avión, iba bien preparada, llevaba mi torta y mi pozcaguita de pozol en mi morral, por aquello de que me diera hambre "en el camino". Cuando llegué a la sala de abordaje, me fuí con la señorita de uniforme, no había pierde, misma que me indicó que cuando fueran a abordar, nos avisarían. Para no arriesgar, me senté junto a una señora y le dije que si iba en el mismo vuelo que yo, ella revisó y me dijo que sí, asi que en cuanto ella se raraba, yo la seguía, esa señora traía chorro, así que como 20 veces tuve que ir al baño, a, literalmente, olerle los pedos.

Cuando llegó la hora de abordaje, me indicaron mi lugar, yo quería ventana, le dije a la muchacha, para ver todo el camino, a lo que ella solo se limitó a sonreír. Para cerrar mi cinturón fue un desmadre, y cada vez que pasamos por una bolsa de aire (ahora sé lo que son), yo pegaba de gritos y me ponía a rezar; yo creo que les caí mal cuando le dije al señor de a un lado: oiga, ¿Y este pajarote no se cae?

Al llegar , me indicaron en donde recoger mi maleta, y de repente vi, que mi maleta se iba, así que me subí a la mesa esa que daba vueltas y me fui tras ella, yo no se porque la gente se reía, yo solo quería mi maleta.

La segunda vez, ya era toda una experta, no llevaba "lonche" y me daba igual en donde me sentaran.

Después, en otro viaje, ya no me quedé con la familia, me fuí a un hotel. El hotel tenía bañera, cortinas que se habrían y cerraban a control remoto, el de la entrada me habló de una caja de seguridad, pero nunca supe qué era hasta que fui a reclamar que su microondas no servía (ese si lo conocía) y solo me dijeron: disculpenos usted, pero esto es la caja de seguridad.

Cuando ya me sentía mas o menos lista para un viaje internacional me fuí a España, total, alla hablaban español igual que yo. Pero oh decepción, ese español sí que es horrible, hablan muy rápido y de cosas que no entiendo, como cagarse en la leche .....La comida típica es la paella, asi que fui a un restaurante a comer una, cuando llegó a mi mesa, yo dije: pero si es vil arroz, pero de todas maneras no me gustó, decidí sacarle todo, los hilitos rojos y verdes, el camarón, unas rueditas de color rojo, así que nomas me comí el arroz.

Despues de 2 dias de solo comer arroz, decidí ir a una tienda, digo, en todo el mundo deben de vender bolillos y jamon para hacerme una torta no??? Cuando llegué al mercado, pues no, no había bolillos ni teleras, solo panes de formas raras y colores diferentes, los jamones: oigan, nunca creí que existieran tantos nombres, clases y de animales tan variados, escogí uno que tenía bonito el nombre, pero cuando pregunté el precio, y me dijeron que el kg costaba $98.00 euros, casi me voy para atras, así que mejor compre una lata de atún y galletas saladas.

De regreso a México decidí que la próxima vez llevaba comida en mis maletas, así no exponía.


Esto no es un pasaje de la vida real.....si a alguien le queda el saco, es mera coincidencia...Por cierto amiga (Ya sabes quién): No te sientas conmigo, pero tenía que contar algunas de las situaciones que viviste.